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Mayo 12, 2025
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Lo dijo Miguel Alonso, uno de los integrantes de la sociedad que fue dueña de Candy Ride
La noticia, esperada en el ámbito del turf, repercutió en Río Cuarto: Candy Ride es líder en la estadística de padrillos de Estados Unidos, lo que equivale a decir el mejor semental sangre pura de carrera del mundo.
Aquí se vive especialmente ya que la familia Alonso fue dueña (junto a algunos amigos) del notable caballo que pisó en sus primeros trabajos la pista riocuartense. En 2002 debutó ganando casi por obligación (reemplazando a su yunta) en la Polla del 1° de Mayo en General Cabrera y luego con los colores del stud Ojos Claros realizó una breve campaña en nuestro país con tres victorias (una en Palermo y dos en San Isidro, estas últimas de Grupo 1), todas por varios cuerpos, siendo vendido luego a Sid y Jenny Craig para quienes también corrió tres, ganándolas a todas. Posteriormente, por una lesión irrecuperable, fue retirado del training y destinado a la reproducción.
Miguel (hijo de Gumersindo), es uno de los integrantes de aquella sociedad que cumplió el sueño de cualquier propietario y hoy (aunque ya no sean sus dueños) extienden su felicidad por ver lo que ha logrado el crack.
- Miguel, ¿qué sensaciones está sintiendo?
- Nosotros vivimos este momento con la misma intensidad que cuando corría. Llenos de emoción y pendientes de lo que genera ahora. Es mucho más difícil ser un gran reproductor que un gran caballo.
- En el momento de venderlo, ¿no tenían ganas de seguir disfrutándolo?
- Sí, por supuesto, mi padre más que nadie, es que habíamos dado con el caballo soñado por todos. Se analizó mucho y cuando llegó el momento de decidir, él fue muy amplio con todos nosotros. Con lo que demostró en la Argentina, había que correrlo en otro nivel. Lo que pasa es que veíamos que llevarlo afuera por cuenta nuestra era muy complicado y, además, no lo íbamos a poder ver permanentemente.
- ¿El problemita que tenía en una mano influyó a la hora de venderlo?
- No, eso no lo limitaba. Tenía los mismos riesgos que cualquier caballo.
- ¿Lo volvieron a ver?
- En mi caso sí, fui cuando ganó su última carrera, el Pacific Classic (G1) en Del Mar (California), cuando venció en tiempo récord a Medaglia D’Oro. Mi padre me estaba esperando cuando volví y lo primero que le dije fue: “tenías razón, es el mejor caballo del mundo…”. Después él lo vió dos veces pero ya estaba en la estación de montas de John Sikura como padrillo.
- ¿En algún momento nadie pensó en repatriarlo?
- Se intentó años atrás, antes que estuviera primero en la estadística, pero no se pudo. Los dueños no quisieron arrendarlo para que hiciera la temporada acá, no quieren riesgos. Lo veo casi imposible en este momento. Ahora la expectativa está centrada en sus nietos, algunos debutarán pronto. Todo indica que va a ser un gran abuelo, tanto materno como paterno y ojalá llegue a ser un jefe de raza, como lo fueron los también argentinos Forli o Lord At War.
- Después de Candy Ride, solo Invasor (criado en Argentina y con campaña en Uruguay) se le acercó en la consideración general. ¿La aparición de este tipo de caballos no es frecuente?
- Y no, es difícil. Es lo mismo que cuando aparece algún deportista que se destaca sobre el resto. Sale de vez en cuando. Pero es evidente que a la gente eso le gusta y potencia la actividad.
- Cuando lo compraron, ¿pensaron en que iban a contar esta historia?
- Todo turfman cuando elige un potrillo espera sacar un crack, es el leiv-motiv de esta pasión. Nosotros vivimos con esa ilusión. Lo de Candy Ride fue un sueño cumplido, principalmente porque la nuestra es una pequeña caballeriza para lo inmensa que es esta actividad. Igualmente, hoy seguimos soñando.
Fue en General Cabrera, en la Polla del 1° de Mayo. Uno de los clásicos de ese día lleva su nombre
Cuando, para esta época en 2002, salía por primera vez a competir un zainito mediano-chico llamado Candy Ride nadie imaginaba ni en sueños lo que vendría después.
Fue en General Cabrera, un 1° de Mayo, en la tradicional Polla “Día del Trabajador” que, como históricamente lo es, participan ejemplares jóvenes debutantes en la distancia de 500 metros.
“No pensábamos llevarlo porque estaba vareando para ir a Palermo a correr 1200 metros, pero habíamos anotado una yunta y su compañero no llegaba en forma, entonces decidimos ir con él ese día para no quedarnos sin correr…”, supo decir tiempo después uno de los integrantes de la sociedad de propietarios de Río Cuarto que lo disfrutó durante su campaña en la Argentina y que aún hoy sigue festejando sus logros, actualmente como padrillo líder de la estadística de Estados Unidos.
Aquella vez, en la tierra cabrerense, lo presentó Daniel López y lo montó por única vez Héctor Calvente (en las otras fue Claudio Glades). Largó lento, pero igual le ganó por varios cuerpos a Ultra Brío (Andreu-Villa Dolores).
Alberto Bertucci, programador del Belgrano Cabrera Jockey Club, recuerda aquel momento: “para nosotros es un orgullo que un crack como Candy Ride haya debutado en nuestra cancha, de aquí salieron muchos caballos buenos pero como él ninguno, ni creo que vaya a salir otro en el futuro. Por ese motivo, uno de los clásicos de ese día lleva su nombre, es un humilde homenaje que le hacemos todos los años…”, señala.
Posteriormente vinieron las tres victorias en Buenos Aires (una en Palermo y dos en San Isidro, estas últimas de Grupo 1) y su posterior venta para adjudicarse otras tres competencias en Estados Unidos (incluído el famoso Pacific Classic) y retirarse tempranamente -por una lesión- invicto. Hoy, a través de sus hijos, es el semental que mejores números suma en la estadística del país del norte, detalle que cierra el círculo perfecto para un caballo de carrera.
Una gran historia la de Candy Ride, que tuvo como protagonista a la gente de Río Cuarto y su región y que merecía ser recordada.
El caballo que fue de propietarios riocuartenses está haciendo historia en el mejor turf del mundo
El padrillo argentino Candy Ride, cuya campaña de pistas en nuestro país la cumplió con la chaquetilla del stud haras Ojos Claros de Río Cuarto, figura primero en la estadística de padrillos de los Estados Unidos.
La novedad salió en el Thoroughbred Daily News, que computó los últimos resultados conseguidos por sus hijos, como el triunfo de Chocolate Ride en el Mervin H. Muñiz Jr. Handicap (G2), el segundo puesto de Sloane Avenue en la Godolphin Mile (G2), el tercer lugar de Grand Tito en el Appleton Handicap (G3) y la cuarta posición de Candy Boy en la Dubai?World Cup?(G1).
De esta forma superó a Tapit, Medaglia D’Oro, Lucky Pulpit, Speightstown y a Giant’s Causeway, entre otros y sumó nada menos que 3.676.322 dólares en ganancias, contados también otros descendientes que sumaron en pruebas condicionales.
Su mejor hijo, hasta el momento, es Shared Belief, vencedor en el reciente Santa Anita Handicap (G1) y hoy considerado el mejor caballo adulto de Estados Unidos con ganancias de U$S 900.000 en premios.
Su servicio cuesta nada más que 60.000 dólares
El servicio del semental argentino está cotizado hoy en 60.000 dólares, cifra que en cualquier momento trepará mucho más arriba ya que los ejemplares que quedaron detrás de él ostentan cifras mucho más elevadas.
Por ejemplo, un salto de Tapit cuesta U$S 300.000, por Medaglia D’Oro U$S 125.000, por Giant’s Causeway U$S 85.000 y por Speightstown U$S 80.000.
Su presente está en el Lane’s End Farm, en Midway, Kentucky, luego de su paso por el Hill’n’Dale Farm de John Sikura, al que llegó invicto luego de su corto paso por las pistas.
La cabaña de Villata, en la zona de Bell Ville, cría ejemplares sangre pura de forma artesanal
A fines de la década del ’50 don Ricardo Alfredo Villata (fundador del haras Zoraida) se inicia en otro rubro: la cría de porcinos, específicamente con Duroc Jersey y Polland China, destacándose con su cabaña “El Chajá”, ubicada en Chañar Ladeado (Santa Fe).
Su nombre se hizo conocido al ganar campeonatos en las mejores exposiciones rurales del país como Palermo, Río Cuarto, 9 de Julio, Navarro, Lincoln y Rosario, siendo por entonces el primer criador argentino en exportar esas razas a China y Brasil.
En 1967 deja los porcinos y se dedica al Holando Argentino, con su establecimiento ya en Bell Ville y tomando el nombre actual, logrando gran suceso en las muestras de Villa María, Rosario y Venado Tuerto, por citar solo algunas.
En 1972, los avatares de la economía lo obligan a tomar otro camino dejando a los Holando como cabaña y dedicándose a los puros por cruza. Su tambo cumple ahora 50 años de vida, lo cual es un verdadero récord en un país como el nuestro.
Justamente, en el ’70 funda el haras Zoraida, criando a su primer producto: Iniciado (Never y Maesa), ganador en Córdoba del Especial Jesse James, entrenado por Ramón Santillán y con la monta del reconocido (hoy cuidador) Jerónimo Quintana para el stud rosarino María Valeria. En esa temporada ingresa como padrillo el recordado Ornato (In The Gloaming y Oisans), que se destaca con hijos que llegaban muy bien a la media distancia, objetivo perseguido por el criador.
Recordados padrillos vinieron después
Después ocuparon la padrillería los recordados sementales Mainero (Never), Angel Bravo (Martinet), Lofiego (Laramie Trail), Advent (Salt Marsh), Tornasolante (Practicante), Laborioso y Bambou, ambos hijos de Farnesio. Hoy, el haras Zoraida compra servicios externos cuidadosamente estudiados para su plantel de yeguas madre.
Ya en las épocas recientes, desde 2002 en adelante, Alejandro Dante Villata (hijo de Ricardo Alfredo), cuyas grandes pasiones son -además de la que nos ocupa, la cría de spc- también la de perros terrier de campo, intenta continuar en la misma senda con su impronta propia y haciendo frente a los avatares que deben sortear quienes desarrollan esta noble actividad, propendiendo al mejoramiento permanente de la raza caballar, lo cual los distingue.
En ese sentido, es mucho el sacrificio realizado y es bueno traer a este comentario las palabras del conocido martillero Carlos Ezcurra (quien aconsejó la compra de Invasor) cuando en el ring de ventas en San Isidro mencionó al haras Zoraida diciendo que: “con muy poca producción, es un típico haras ‘boutique’, atendido por sus propios dueños…”.
Por mayores detalles e información, los lectores pueden visitar su página web (www.haraszoraida.com.ar)
Las acrobacias que se están viendo son antiestéticas y peligrosas
El ya repetido modo de algunos jinetes celebrando la victoria unos metros antes o en el mismo cruce del disco, no solo viola los principios estéticos del turf sino que pone en riesgo su integridad física, la de sus colegas y de los animales que vienen detrás.
Lo que al principio fue una moda, más que nada con ademanes hacia el público, se ha multiplicado y aumentado ahora con verdaderas volteretas. Se los ve parados en los estribos, haciendo malabarismo y poses más ligadas a una jineteada o a pescar la sortija que a una carrera de caballos.
En el olvido parecen quedar aquellos buenos ejemplos de los pilotos en los que era una regla cruzar “bien apiladito” para la foto, sin desacomodar a su montado ni querer “sobrar” al resto cuando la ventaja es amplia, enseñanzas que evidentemente para algunos no tienen importancia.
Hay hipódromos que perdieron la brújula y eso perjudica el normal funcionamiento de la actividad
La confusión generada con el tema de las sanciones a profesionales, ejemplares y a quien le toque, no ha encontrado hasta el momento un final claro que evite malos entendidos.
Cada hipódromo resuelve sus propias situaciones como mejor le parece y no en base a un reglamento único. Hasta hay veces que un escenario con otro ni siquiera se asemejan.
Hoy nadie sabe a ciencia cierta quienes son los (hipódromos) reconocidos y cuales no. Y hay circos hípicos que parecen tener “zona liberada” porque jamás hay penas, como si allí no ocurriera nunca ninguna anormalidad. Y no estamos refiriéndonos a las pistas regionales o la “calle”, donde vale todo, sino a escenarios que otrora eran respetados.
El camino que se está transitando actualmente es peligroso, por las consecuencias que ya están a la vista y también porque crean antecedentes (“a mí sí y a él no”) que a corto plazo traerán mayores controversias.
Los altibajos de la vida suelen verse multiplicados en el turf, donde de un día para otro se pasa de héroe a villano, de rico a pobre, de dandy a mendigo.
La historia se repite con distintos protagonistas, pero con idéntica metáfora, como para probar el estado del “cuore”, como para recordar la “Colina de la Vida” (Porsuigieco).
La última edición del Dupuy me parece que hubiese tenido otro final si no se hubiera lesionado (rotura de sesamoideo) Afogato (foto), claro dominador al encarar la recta hasta que una de sus manos dijo basta en el piso duro de La Punta.
La familia Pagani quedó destrozada. De Coronel Moldes (Córdoba), sabían que el potrillo que le habían confiado al puntano Edilberto Cantero no era del montón. Tenían un pingo. Y si ganaban esta confirmaría su valor. Pero en segundos la gloria se convirtió en fracaso y todo quedó en la nada. Tarea ahora de recuperarse anímicamente de un golpe que por supuesto no esperaban.
Y ya que estamos con el Dupuy, me solidarizo con el colega (Del Padrone) al confundir a Knowing con Afogato. Cada vez es más complicado el relato por la cantidad de chaquetillas propias, no solo en los clásicos sino en toda la reunión. Ni teniendo una computadora en la cabeza se puede memorizar cada uno de los colores y relacionarlos directamente con el número que les tocó en el programa. Cambian carrera por carrera. Si el número de mandil no se ve, tampoco la chapa en la cabezada, ¿de dónde quieren que se guíe el relator?, pregunta sin respuesta.
Volviendo al sube y baja del turf, este parece el momento del haras La Fortaleza (Serrano). Después de haber vendido una de sus crías en más de $ 400.000 en uno de los remates del año pasado, el domingo pasado se le murió una de las primeras yeguas que tuvieron (Glorious Honour) y ganó en el césped de Palermo Surprised Of Heart, un potrillo entrenado en Río Cuarto que desde sus inicios pintó más que bien y lo está confirmando. Y de paso digamos que hace pocas horas estuvo Tony Bullrich analizando los productos que irán a sus remates este año. Menos mal que la criadora (Marcela Andrenacci) tiene un corazón resistente -probado ahora con los vaivenes del turf- que si no ya se habría infartado.
Desde hace algunos meses, hay multicausas que ponen en jaque a los organizadores de buenas carreras del interior
Los sucesivos traspiés que soportaron los organizadores de carreras y los clubes que los respaldan en los últimos meses del pasado año, deberían obrar como señal de alerta para buscar alternativas viables a los fines de llevar gente a los circos hípicos.
La competencia entre escenarios a pocos kilómetros de diferencia se ha tornado en “batalla semanal” para ver quien se queda con los mejores ejemplares al armar sus programas. En la realidad ninguno sale airoso porque a la hora de correr no solo fallan los ejemplares sino también el público, que ha mermado notablemente. Pero ese no es el único obstáculo. Los problemas son variados, incluso con la inestabilidad climática permanente y ahora con la devaluación de la moneda, que repercute también en el bolsillo de los aficionados a este deporte-industria.
La entrada obligatoria para los “caballeros” debería ser lo mínimo posible, en todo caso ofrecer algo a cambio para que no resulte doloroso solo entrar.
Otra contra es que, con excepción de los hipódromos (aquellos que corren más de mil metros) que se manejan con seriedad, el resto tira un programa alternativo a mitad de semana y el sábado “ajustan” los inscriptos, a tal punto que prácticamente cambia la mayoría de la programación, sin tiempo para que los aficionados conozcan a ciencia cierta que carreras habrá.
“Ya es difícil acertar yendo atrás de algo seguro, cuando vos vas ‘a ciegas’, sin tiempo para cotejar algún dato, lo mejor es buscar otras opciones de entretenimiento…”, dicen algunos a los que les gusta jugar en las otrora concurridas casillas de remate. Y si a eso sumamos que no hay nuevos atractivos, algo “extra” como para salir de la rutina de ver carreras una tras otra, el público pierde interés.
El impasse de fin de año ojalá haya servido para que los dirigentes y/o programadores ensayen nuevas variantes y busquen revertir un panorama que hoy es incierto.
Otra vez un grupo importante de dirigentes representando a Jockey Clubes e Hipódromos del interior buscan reflotar una Federación que los agrupe y represente en distintos ámbitos y que en los últimos tiempos ha mostrado poco en acciones concretas.
Ahora se reunieron en Río Cuarto, una de las plazas impulsoras de un movimiento que navega en aguas turbulentas y sin encontrar un destino que los ayude a enfrentar los graves problemas de financiamiento para sus carreras.
Porque, en definitiva y sin menoscabar otras dificultades, la economía en rojo sangre de los hipódromos provincianos es el tema prioritario, con excepción de aquellos que reciben subsidios de los gobiernos ó tienen slots y casinos.
Una vez que se terminen de organizar, no habría que descartar que hagan reclamos ante los hipódromos centrales por lo que consideran propio, como es la participación permanente en sus programaciones de ejemplares que provienen de las pistas provincianas.
Sin embargo, habrá que ver si los dueños del espectáculo opinan lo mismo. La respuesta siempre fue negativa ante este planteo. Casi nunca llegaron a acordar, salvo alguna ayuda extra de compromiso como auspiciar alguna carrera ó alguna donación (como mandiles, etc…), pequeñeces que nada tienen que ver con el fondo de la cuestión ni la gravedad del problema.
No hay secreto, los buenos premios mandan
“Ahí tienen las agencias, ¿qué más quieren…?, ¿creen que no sabemos que bancan para ellos?, si se fundieron por ineptos y corruptos la culpa no es nuestra…”, le dijo (off the récord) a este periodista hace algunos años un alto funcionario porteño, olvidando quizás que la denominada Asociación de Hipódromos -manejada por los tentáculos centrales- opera en la mayoría de ellas gracias a medievales contratos de explotación en beneficio propio.
Cabe recordar que el producido de las foráneas por los Jockey Clubes del interior se debe volcar al funcionamiento de la actividad local.
Por otro lado, está comprobado que, con alguna muy rara excepción, los propietarios y profesionales seguirán yendo donde le paguen los mejores premios. Ese importante detalle trabaja automáticamente y la caballada se anota sola.
Y, además, en las provincias existe la cada vez más desventajosa competencia de las innumerables canchas cuadreras, que no son Jockey Clubes, aunque a veces figuren como tales. Sin legislación de ningún tipo (al menos en el territorio cordobés), hay quienes aprovechan la confusión y esa orfandad legal para hacer su negocio, mientras las autoridades y legisladores siguen distraídos.
Así las cosas, con todo respeto por sus ideas, su preocupación, su molestia (la mayoría viaja muchos kilómetros para reunirse con sus pares), la realidad indica que el interior postergado debería fabricar su propio producto si quiere jugar en primera. Esto es un simulcasting federal, llegar al público con la transmisión de sus carreras y generando sus propios recursos para mantener sus hipódromos.
Sería un gran desafío y puede llevar años imponerlo pero, de lograrlo, podría ser la solución para sus economías.
La yegua Lara Sunshine ($ 11.65), nacida y criada en el haras La Fortaleza (Serrano), sorprendió al vencer en San Isidro (miércoles 17 de julio).
En su sexta presentación, la hija de Halo Sunshine y Secret Emper (Emperor Jones) se impuso por dos cuerpos en 1’ 23” 65/100 para los 1400 metros en la arena normal, luego de atropellar abierta con mucho ímpetu dejando atrás una "mini encerrona" en los 500 que le hizo perder terreno.
Con la preparación de Miguel A. Walter para una caballeriza platense, la zaina fue dirigida por Eduardo Ortega Pavón.